domingo, 3 de julio de 2011

There's nothing you can do that can't be done.

Quizás tirar frisbies y cuidar mariposas malheridas no sea lo más correcto, ni guiarse por instintos aleatorios, tampoco tener arrebatos en los que es necesario coger el primer autobús aleatorio que pase, ni hundirse en globos e intentar electrocutar a tu acompañante con un subidón de adrenalina progresivo que te hace sentir bien, mucho menos ver a tu yo del futuro debatiendo sobre omega 3, tener playas a tus pies, maldecir la coca-cola sin gas, y lo de amar las calles que acaban en mar...no sé yo.
Pero a veces, hacer lo incorrecto es una forma de acertar.
Colorea mi vida con el caos de los problemas.

Las cosas más importantes, como he dicho mil veces, son las que te sorprenden un día cualquiera sin si quiera buscarlas… esas que aparecen mientras estás completamente empanada y te das cuenta de que...de que...si, ya sabes, de eso.
Entre LSD y rosetones de cristal con motivos oceánicos y polares, figuraban los últimos días de agosto. Revolcones de barro, revolcones sin barro y porros se hallaba nuestro verano.
El verano del universo, el verano que sería el centro del planeta. Una manera de vivir, una forma de morir, y con una pequeña ayuda por parte de tus amigos, llegamos a hacer vibrar todas y cada una de las personas que desearían tener lo que tenemos.

If I lay here, If I just lay here...
Would you lie with me and just forget the world?

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