jueves, 15 de septiembre de 2011

Londoners made homeless now we've come

Aquella lluvia nos estaba poniendo de los nervios, el cielo nublado hacía que en vez de las 3 de la tarde parecieran las 10 de la noche, y los 7kg de maletas no ayudaban demasiado.
Pero ese, fue el principio de un gran viaje. Un caos, una aventura espontánea con la que conseguimos disfrutar durante 8 maravillosos días.
Madrugones muy a nuestro pesar y recorridos intensos en los que parecía que Hyde Park no se acababa nunca, que nos acercábamos
al fin del mundo y que no llegábamos nunca. Pero ahí es donde iría contigo, al fin del mundo.
Y así, recorrimos una ciudad que nos acogió y a la que conseguimos acostumbrarnos a pesar de las muchas diferencias que notábamos.
El odio del metro lo compensaban los cafés calentitos y los donuts rellenos de chocolate.
Y nada mejor, que acabar el día durmiendo al lado de la mejor persona que tienes, y despertar abrazados y más unidos que nunca, saboreando eso que pocos tienen, llamado felicidad.

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