Noche de pizza, películas inacabadas, horas que pasan como segundos hablando de lo que más nos gusta, cachimbas, tabaco, momento de unión máxima, abrazos que llenan, besos que marcan, caricias que te ponen la piel de gallina. Noche sin parar de reir, bob esponja escupiendo agua a tu cara y despertadores que no hacen su función.
Mañana de desayuno de gordos en la cama, más besos, abrazos y sin intención
alguna de movernos.
Sin duda, hay que repetirlo. Nos merecemos más noches como esa.
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